Un espacio de cocina bien organizado no solo facilita la preparación de alimentos, sino que también puede tener un impacto positivo en tus hábitos alimenticios.

A continuación, te compartimos algunas estrategias para diseñar una cocina que promueva una alimentación más saludable.

  1. Ilumina bien tu cocina. Una buena iluminación te mantiene alerta, lo que favorece la toma de decisiones saludables. Las cocinas bien iluminadas invitan a preparar comidas caseras en lugar de recurrir a opciones rápidas pero poco saludables.
  2. Mantén el orden. Un ambiente desordenado puede aumentar el estrés y, en consecuencia, el riesgo de comer en exceso. Organiza tus utensilios y despeja las superficies para crear un entorno que favorezca la tranquilidad y el control.
  3. Sirve la comida en la cocina. Dejar la comida servida en la cocina, en lugar de llevar las fuentes a la mesa, reduce la tentación de repetir. Este pequeño cambio puede ayudarte a consumir menos calorías sin esfuerzo.
  4. Prioriza los alimentos saludables. Coloca frutas, verduras y otros alimentos integrales en lugares visibles y de fácil acceso. Ver opciones saludables al abrir la despensa o el refrigerador te ayudará a elegirlas con más frecuencia.
  5. Opta por platos más pequeños. Usar platos y boles más pequeños engaña a tu mente para que te sientas satisfecho con porciones menores. Este truco visual puede hacer una gran diferencia en el control de las porciones.
  6. Juega con los colores de tu mesa. Colocar un mantel con colores contrastantes puede ayudarte a ser más consciente de la cantidad de comida en tu plato. Este sencillo detalle puede evitar que comas en exceso sin darte cuenta.
  7. Desconéctate mientras comes. Comer frente a una pantalla puede llevarte a consumir más de lo necesario, ya que la distracción reduce la percepción de saciedad. Tómate un descanso de los dispositivos y disfruta cada bocado.