Tu pensamientos derivan en sentimientos y estos repercuten en el estado de ánimo. Analiza cómo afrontas los problemas y mantente alerta para detectar cualquiera de los siguientes patrones de pensamiento negativo.

  • Ignorar. Exageras los aspectos negativos de una situación e ignoras los positivos. Por ejemplo, terminaste tus tareas laborales a tiempo y te felicitaron por hacer un trabajo completo, pero te olvidaste de un paso que no era tan importante. Esa noche, te centras solo en lo que olvidaste e ignoras lo que lograste.
  • Personalizar. Cuando sucede algo malo, automáticamente te echas la culpa. Se canceló una salida con amigos y supones (o temes) que el cambio de planes se deba a que nadie quiere estar contigo.
  • Imaginar lo peor. Automáticamente, esperas lo peor. Tu departamento está atravesando cambios importantes y supones instintivamente que es probable que te despidan.
  • Polarizar: Ves las cosas solamente como buenas o malas, blancas o negras. No hay un punto medio. Sientes que tú y tu trabajo tienen que ser perfectos, de lo contrario, eres un fracaso.