Has tomado la decisión de dejar de fumar. ¡Felicidades! Ahora, para ayudarte en el recorrido hacia un futuro sin tabaco, prepárate para los desafíos que podrían hacer que regreses a tus viejos hábitos de fumador. Estas son algunas situaciones de riesgo a las que debes estar alerta:

  • Estrés. Cualquiera que sea la situación que te estresa, tienes un alto riesgo de recaer cuando te enfrentas a emociones negativas como la ira, la tensión, la preocupación y la frustración. Cuando te sientas muy estresado, haz algo al respecto: prueba con una caminata o con ejercicios de respiración profunda.
  • Reuniones sociales. Las fiestas y las reuniones con amigos que fuman pueden presentar un riesgo, especialmente cuando hay bebidas alcohólicas.
  • Aburrimiento o tristeza. Aunque puedes sentir aburrimiento o tristeza en cualquier lugar, corres mayor riesgo cuando estás solo en casa. Asegúrate de mantenerte ocupado con actividades que disfrutas, como escuchar música o salir a caminar.
  • Síntomas de abstinencia. Aunque casi todos los síntomas de abstinencia duran poco, puedes sentir el impulso de fumar para aliviar molestias, ya sean físicas o emocionales. Ten un plan para afrontar la abstinencia, como masticar goma de mascar o llamar a un amigo que te brinde apoyo.

¿Cómo prevenir una recaída?

Una recaída ocurre cuando de repente comienzas a fumar de nuevo, después de que han pasado días o incluso meses en los que no has fumado. Esto no significa que debes rendirte en tu intento de dejar el cigarro. Toma estas medidas:

1. Interrumpe lo que estás haciendo. Deja de fumar y desecha todos tus cigarros. Intenta uno de los siguientes métodos: abandona la situación y huye de los cigarrillos, recuerda las razones por las que quieres dejar de fumar o llama a alguien de tu red de apoyo para que te ayude a volver a ponerte en marcha.

2. ¡Piensa! Si te estás torturando por haber fumado un cigarro, detente. Aprovecha la oportunidad para recuperar el aliento y descubrir lo que sucedió. Hazte las siguientes preguntas: ¿Dónde estabas cuando fumaste? ¿Cuál fue el detonante del primer cigarro? ¿Cómo te sentiste al fumar? ¿Solucionó un problema o creó más?

3. Identifica el problema. Al analizar lo que pasó, puedes aprender sobre los riesgos a los que te enfrentaste. Aprovecha esta oportunidad para decidir cómo manejarás la situación la próxima vez.

4. No te sientas culpable. Aprende de lo sucedido y supéralo. Toma el desliz como una experiencia de aprendizaje que hará que tu plan para dejar de fumar sea aún mejor.

5. No te rindas. La parte más importante de un desliz no es el desliz en sí mismo, sino cómo lo manejas. Recuerda: no has fallado a menos que hayas dejado de intentarlo.