Cada etapa de la vida tiene factores estresantes. Cuando somos jóvenes, tenemos que renunciar a una parte de nuestra independencia y acoplarnos a una pareja. Establecer o mantener una carrera profesional puede añadir tensión. Iniciar una familia tiene distintos retos a medida que crecen los hijos. Con la edad, las preocupaciones de salud pueden provocar estrés. A través de cada etapa, es vital tener una comunicación clara y abierta.

Si tienes dificultades con tu pareja, busca ayuda. Toma cursos de apoyo, retiros matrimoniales o clases de educación para padres. Algunos problemas podrían requerir de un terapeuta matrimonial o familiar. Pide referencias a tu médico.

Si estás enfrentado problemas con hijos adolescentes:

  • Elige tus batallas. A veces no vale la pena discutir sobre asuntos sin importancia.
  • Respira hondo y cuenta hasta 10 durante las discusiones. Piensa en el problema antes de que una palabra brote de tus labios.
  • Usa el “diálogo interno positivo” para calmarte. Di algo que te tranquilice, como: “Necesito relajarme y mantener la calma”.
  • Usa el humor para calmar el enojo, pero evita las burlas o el sarcasmo.
  • Cuando estés tranquilo, expresa tus puntos de vista a tu hijo y pídele su opinión. Si necesitas hacer valer tu autoridad, hazlo de manera calmada, pero firme.

Cuando te sientas agobiado, platícalo con personas de confianza. Quizá te puedan ayudar. Y cuando te enfrentes a cosas sin solución, como la pérdida inminente de un ser querido, la simple presencia de alguien aliviará tu estrés, aunque sea de manera temporal.

Recuerda que manejar bien tus relaciones familiares te ayudará a mantener el estrés bajo control.