¿Sueles saltarte los estiramientos en tu rutina de ejercicio? Si es así, estás dejando pasar una de las mejores formas de cuidar tu cuerpo y optimizar tu entrenamiento. Los estiramientos no solo preparan a tus músculos para la actividad, sino que también previenen lesiones y mejoran tu recuperación.
Antes de entrenar, los estiramientos dinámicos, como círculos de brazos, zancadas o giros de tronco, aumentan la circulación sanguínea, mejoran la movilidad y preparan tu cuerpo para moverse con seguridad. Este tipo de estiramientos activa tus músculos y los pone en sintonía con los movimientos que realizarás, evitando tirones o desgarros.
Después de entrenar, los estiramientos estáticos toman el protagonismo. Al sostener posiciones durante 15-30 segundos, ayudas a relajar los músculos, reducir la tensión acumulada y mejorar la flexibilidad. Por ejemplo, estirar los isquiotibiales o el cuadríceps al terminar tu rutina puede marcar una gran diferencia en cómo te sentirás al día siguiente.
El hábito de estirar no solo alivia molestias musculares, sino que también prolonga tu capacidad de entrenar con calidad a lo largo del tiempo. Así que no lo veas como un extra, sino como una parte esencial de tu rutina. Dedica unos minutos antes y después de entrenar, y disfruta de un cuerpo más fuerte, flexible y libre de lesiones. ¡Estírate hoy, siente la diferencia mañana!