No. Cuando hablo de ser optimista, no quiero decir que debes fingir que todo es genial. Tampoco quiero decir que debes ignorar las verdades dolorosas.

En su libro sobre el optimismo aprendido, Martin Seligman describe las características de las personas optimistas. A riesgo de simplificarlo demasiado, he aquí algunas de ellas:

  • Cuando los optimistas tienen un contratiempo, lo limitan al evento específico y no permiten que contamine cada aspecto de su vida. Por ejemplo, si los optimistas se pierden mientras intentan leer un mapa, pueden sentirse frustrados porque son malos lectores de mapas. Pero no lo toman como una señal de que son inadecuados en todos los aspectos de la vida.
  • Los optimistas no toman cada evento negativo como un insulto personal, y no se permiten sentirse agobiados cuando algo sale mal. Tampoco se culpan a sí mismos por la mala suerte en la vida.
  • Los optimistas experimentan las desilusiones como todo el mundo, pero son capaces de verlas como eventos temporales. Los optimistas ven las desilusiones como baches que hay que superar u obstáculos que hay que sortear.

El optimismo es básicamente una forma de afrontar la vida. Es una actitud que busca soluciones y aspectos positivos cuando surgen dificultades.